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lunes, 27 de julio de 2015

Ella.

La conocí una tarde de septiembre.  Ella era perfecta. Encantadora, con genio y la reina de las palabras malsonantes. Sin prejuicios ni miedos nos enseñó a todas a disfrutar más de la vida. 
Pero ahora no es así. Quizás la soledad la ha vuelto triste. Ya no ríe como antes ni habla sin llorar.  A veces desearía matar a todos los que le han hecho daño, lo haría sin dudar, sólo por verla sonreír de nuevo.  Porque cada una de sus lágrimas volviesen a ser porque no puede parar de reír. Por volver a hablar de tonterías cada día y reírnos de nosotras mismas.

Quizá ella no se da cuenta,  pero me ha enseñado a ser más fuerte.  Y también a hacer las cosas que me gustan sin pensar en los demás y el que dirán.  Y me ha enseñado a quererme, a valorarme y a descartar de mi vida las cosas que me hacen daño. 
Llegó a mi vida cuando más la necesitaba y se quedará para siempre.

Ella con su paciencia ha estado conmigo en los peores momentos. 
Y yo querría ayudarla,  pero no sé cómo.  Todo sería tan fácil sin esta distancia... Pero estamos separadas por miles de kilómetros y a veces,  aunque le diga que la quiero y que todo va a estar bien,  sé que lo que ella necesita es un súper abrazo.  De esos que te recomponen y te ayudan a sonreír de nuevo.
Pero ese abrazo llegará y muchos más.
Y volveremos a reírnos como siempre,  de nosotras y de los demás, y seremos antifachnistas de por vida.  Y felices.  Muy felices.  Porque al resto del mundo le pueden dar bien por el (piiii...)  que nosotras aprenderemos a sonreírle a la vida. Ya lo verás.

Te quiero,Sis.

2 comentarios:

  1. Abrazo 🐶... arriba mi niña que todo sale adelante.... Ainsss tristesojosdegolosina...He 😢 al leer tan bonitas palabras...cuando las.cosas salen del corazón suenan a melodía😘

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