Fuimos un apasionante verso breve.
Intensos como la tormenta y calmados como el ojo de un huracán.
Cruzábamos miradas furtivas desafiando al deseo, mientras recorríamos nuestros cuerpos con los ojos, como si de tesoros se tratasen.
Soñamos mucho. Yo contigo y tú conmigo. Mientras la luna nos unía en sueños, habitábamos diferentes camas. La mía tan grande y vacía. La tuya tan llena de ti. De tu aroma.
Envidiaba, y todavía lo hago, a tus sábanas por sentir tu piel. Esa piel que no fue mía, pero quiso entregarse a mi.
Y aún recuerdo tus besos, después de tanto tiempo, o quizás no tanto en realidad. Mataría mil hombres por morderte los labios y lamer tu cuello. Sin dudarlo lo haría. Y perderme contigo en cualquier lugar del mundo. El sitio no importa, solo ansío tu presencia. A ti. Tan lleno de vida y de sueños. Tan perfecto. Tan niño y hombre.
Yo buscando ser libre y apareciste de la nada, cual sirena que guía a un marinero de madrugada. Yo con el corazón roto y tú con cajas de tiritas, pegando cada trozo.
Porque al final del cuento, sí que eras mi Serendipia, aunque no supe entenderlo.
Maldito veintinueve.
💕eres todo corazón... Me encanta leer tus notas,💕
ResponderEliminarGracias preciosa!!! ❤
ResponderEliminarSi supiste entenderlo... Solo que a destiempo. Pero nunca es tarde princesa..... Nunca es tarde.
ResponderEliminarOjala no lo fuera, pero supongo que ya ese tiempo pasó :)
ResponderEliminar