Prometo.

Algun dia iré a por ti. Enredaré mis dedos en tu pelo y te diré cuánto te he extrañado, mientras mis piernas se enroscan en tu cintura.
Te contaré al oído todas y cada una de las veces que te he llorado y las veces que creí que jamás te volvería a necesitar.

Te susurraré todos los te quieros que se quedaron en el aire y te haré una promesa. Irrompible. Seré tuya siempre. Pero no como una condena. Seremos libres de soñar y de vivir. Estaremos juntos en las buenas y en las malas, pero no como una obligación sino como un gesto de amor incondicional. 
Seremos uno siendo dos. Tu seguirás siendo la furia y yo seré el miedo. Pero juntos seremos invencibles. Tu eres la fuerza que me falta y yo soy la paz que te sosiega.

Quiero regalarte mis amaneceres y también los dias de tormenta. Quiero que esto no sea un cuento de hadas sino nuestra historia. Imperfecta. Real.

Te prometería, si pudiera, que siempre estaré aquí, pero mentiría.
Te prometería, si pudiera, que estas palabras las llevaré a cabo, pero de nuevo te estaría mintiendo.
Y no te quiero mentir. Te quiero. Aquí. Ahora.

Pero como todo, quizás mañana estas palabras se las haya llevado el viento.

Y entonces, sólo entonces, ya nada importará.