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domingo, 2 de agosto de 2015

:)

Dicen que a veces perderse es encontrarse.
Que hay que caminar entre las tinieblas para luego poder reconocer el arcoiris.
Que los sueños no son vías de escape sino destinos.
Y que siempre hay que morir para renacer.

Yo me perdí una tarde. O quizás una mañana. Mi alma lloraba y, en su contínuo chaparrón no me dejó distinguir si la vida a la que ponía fin era amaneciendo o en plena noche.

Solo sé que terminó. Afortunadamente. Y de repente se fueron marchando las nubes.
Y me encontré sus ojos. Y en ellos me vi y me encontré de nuevo. Me vi, demacrada y triste.  
Pero, extrañamente, era la única que me veía así, lo cual me hizo replantearme mi visión de mi misma.

Soy de esas personas que no se gustan. Encuentro en mí absolutamente todos los defectos posibles, habidos y por haber.
Soy gorda, mucho. Tengo un carácter terriblemente complicado.  Y ni una sola idea clara en mi vida.

Pero en este tiempo, aunque no sin ayuda, he empezado a quererme un poco más.
Cada dia me importan menos mis grasas, aunque las pobres se estan diluyendo poco a poco. Mi carácter es un caso perdido, eso no tiene solución y mis sueños poco a poco van apareciendo por el horizonte.

Los dias grises ya no son tan habituales, aunque no puedo negar que hay momentos en los que desearia mandar al mundo a tomar por...(piiiiii)
Empezar de cero no es fácil, pero los caminos están para andarlos y el primer paso es el más vital.  Y cuando está dado, te das cuenta de que los ojos miran hacia adelante, porque mirar atrás no sirve de nada.  Porque sé que no volvería a andar ese sendero y porque la vida poco a poco se encarga de devolverme la sonrisa.

Todo tiene su tiempo y su lugar, dicen.
Por eso sé que el momento es aquí y ahora.

Aqui. Ahora. Ella, yo y nuestra felicidad.

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